¿Vivimos una realidad virtual?

¿Vivimos una realidad virtual?

Los ordenadores cuánticos permitirán simular todo el Universo y tendremos que preguntarnos si es que ya vivimos una realidad virtual.

Podríamos crear un universo virtual con «avatares» conscientes e interactuar en su mundo virtual como hacemos nosotros los humanos en nuestro mundo real actual.

Igualmente nuestro mundo podría ser una simulación hecha por un «creador» de nivel superior. Tendríamos la percepción de tener una realidad física, aunque fuéramos avatares inteligentes de un «juego» de realidad virtual procesado en un super computador.

El libro ofrece una visión, de fácil lectura, de nuestra posición en el Universo y nuestra razón de ser. También de las principales teorías «frontera» del mundo de la Ciencia y de los indicios que pueden sugerirnos que vivimos una realidad virtual.

Una importante dificultad para simular el mundo que vivimos es la creación de “avatares” que puedan aprender de su experiencia como hacemos los humanos. Y que lleguen a ser conscientes y puedan vivir libremente su propia realidad.

Un obstáculo es el misterio todavía por descifrar de qué es la Consciencia y hasta qué punto es parte de la Mente y producto del Cerebro.

La conjetura de que vivimos una realidad virtual tiene lógica y es compatible con la ciencia y merece ser estudiada. Todo indica que hay un control central que gobierna las leyes del Universo.

Aquí se abre el debate del más allá, de nuestra razón de ser, de la búsqueda del creador, de la existencia de diversos universos y de otras inquietudes sobre las que el libro ayuda a pensar.

Acabamos de llegar al Universo

Si condensamos toda la historia del Universo como si hubiera ocurrido en tan solo un año, vemos que los seres humanos de la Tierra acabamos de llegar al Universo.

Acabamos de llegar al Universo

En esta historia reducida a un año, suponemos que la explosión del Big Bang ocurrió el uno de enero a las 0 horas, 0 minutos y 0 segundos.

Nada que pueda afectarnos ocurre hasta el 21 de agosto que es cuando aparece nuestra estrella, es decir el Sol. Y el Sol es tan solo una mas de los cien mil millones de estrellas que tiene la Vía Láctea, nuestra galaxia.

La Tierra donde residimos se forma el 2 de septiembre y en el cuarto trimestre comienza a haber formas de vida.

El Homo Sapiens tardaría llegaría mucho más en llegar, ya casi al final del año, concretamente el 31 de diciembre a las 23 horas, 54 minutos y 17 segundos.

Toda la historia de la Humanidad se produce en los últimos 6 minutos antes de que acabe el año.

Y todavía habría que esperar al último minuto del año para que aparezca sobre la Tierra el ser humano inteligente.

En este último minuto, el Homo Sapiens inteligente empieza su obra artificial. Talla la piedra, se ocupa de la agricultura, la ganadería, las construcciones…etc.

Y más tarde, solo en el último segundo del año comienza el desarrollo de la tecnología. La máquina de vapor, la electricidad, el teléfono, la televisión, los vehículos, los aviones, las sondas espaciales….etc, son desarrollos del último segundo del año.

Por lo tanto está claro que acabamos de llegar al Universo.

Y lo más problemático es que no sabemos si vamos a quedarnos una temporada o si nuestra existencia será a partir de ahora tan efímera como la llegada.

Vida humana en el Universo

No sabemos si existe vida humana en el Universo además de la de la Tierra.

Nuestro conocimiento del Universo procede del mundo «visible» que es solo un 5% del total. El 95% es materia y energía obscuras, por el momento inaccesibles.

La inmensidad del Universo y el hecho de que la Tierra sea un pequeño rincón, sugieren que haya vida extraterrestre. Porque existen cientos de miles de millones de estrellas.

Hay importantes programas de investigación para encontrar indicios de vida mas allá de la Tierra. Y se están detectando muchos planetas de estrellas similares al Sol con características parecidas a la Tierra.

Pero por el momento no hay pruebas concluyentes de que haya civilizaciones extraterrestres ni de que la vida en la Tierra proceda del exterior.

Hay incluso científicos como John Gribbin, astrofísico de la Universidad de Cambridge, que opinan que sólo hay vida inteligente en la Tierra. Señala Gribbin que aunque parezca sorprendente estamos solos en el Universo.

Otros científicos, como Nick Bostrom, de la Universidad de Oxford, creen posible que estemos viviendo una realidad virtual. Plantea Bostrom que toda la realidad que vivimos y observamos puede ser una simulación organizada por alguna civilización avanzada.

Desde luego hay un orden universal que gobierna la materia y la energía y no se entiende que pueda gobernarse a sí mismo sin la ayuda de una especie de Super-computador.

Lo que parece una realidad es que el Universo está diseñado para la vida humana. Si las constantes universales imprescindibles para que exista la vida fueran ligeramente diferentes, la vida no hubiera podido desarrollarse.

También parece que la evolución cósmica está orientada hacia el desarrollo de la consciencia. De hecho la consciencia juega un importante papel en el entendimiento de la física cuántica. Parece evidente que «alguien» ha tenido que preparar todo este proyecto.

Somos prisioneros del tiempo

Somos prisioneros del tiempo. Nuestra vida discurre desde el pasado hacia el futuro sin poder dar marcha atrás en nuestros actos, aunque paradójicamente podamos ver una película al revés.

El tiempo es  una flecha que siempre está avanzando. Es una limitación que la Ciencia ha tenido que reconocer que es un fundamento básico de la realidad.

Sin embargo, el futuro de la vida humana está ya decidido para quien nos observe desde la profundidad del Universo. Porque nuestro futuro estará ya escrito y caminando hacia el punto de observación todo el tiempo que tarde en llegar la luz.

Desde el centro de la Vía Láctea, que es nuestra galaxia, podrían ver nuestra historia desde el homo sapiens hasta el momento actual. Para el observador sería una historia nueva que sin embargo ya está «escrita».

Desde la galaxia de Andrómeda, que es nuestra galaxia vecina «podrían ver» nuestra historia a lo largo de dos millones y medio de años. Es como si se tratase de una película que está ya rodada y no puede cambiarse.

Igualmente nosotros observamos lugares lejanos del Universo que son escenas de hace millones de años que yacen cristalizadas en la profundidad del tiempo pasado.

Es lamentable que no podamos entender la dimensión del tiempo de la misma forma que las otras tres dimensiones espaciales. Es una limitación que condiciona severamente nuestra percepción de la realidad.

Si aplicamos el principio de que «lo más sencillo es lo mas probable» cabría suponer que el tiempo es una dimensión de la misma naturaleza que las demás aunque no podamos entenderla como tal.

La tecnología nos está ayudando a percibir detalles de la realidad que no están al alcance de nuestros sentidos, pero por el momento somos prisioneros del tiempo.

Los viajes en el tiempo son materia frecuente en las películas de ciencia ficción pero hoy por hoy no hay indicios de que sean posibles. Aunque es una contrariedad tenemos que aceptar que no podemos viajar en el tiempo.

 

Estamos solos e incomunicados en el universo

Parece que estamos solos e incomunicados en el Universo. Y no tenemos ninguna indicación de que por otras latitudes haya otros habitantes vivos e inteligentes aparte de los seres humanos.

El orden natural que conocemos es inconsciente. En él las estrellas se mueven de forma mecánica y las leyes de la materia y la energía siguen un orden programado.

Las bacterias no piensan y los animales que conviven con nosotros en la Tierra parece que están programados casi por completo.

El medio ambiente evoluciona y actúa de forma aparentemente inconsciente y las fuerzas de la naturaleza obedecen a las leyes universales de la física y la química.

Nuestra propia naturaleza esta constituida por un material genético básico con programas que actúan sin pensar y nacemos ya muy programados por la genética.

Aparte de nosotros los seres humanos, no tenemos noticia de que existan otros seres que tengan pensamiento consciente. Creemos que alguien superior controla el orden universal, pero solo podemos conectar con él por vía inconsciente.

Estamos solos e incomunicados en el Universo, como si estuviéramos sumergidos en un océano infinito tratando de llegar a la superficie. Vamos conquistando nuestro conocimiento y nuestra consciencia de la realidad que nos rodea a lo largo de nuestras vivencias después de nacer con la mente en blanco.

Hemos creado nuestro propio mundo de la razón, la lógica, la ética, los principios y los ideales. Pero sigue teniendo mayor peso nuestra parte que está “sumergida” en el misterioso «océano» que nos rodea.

Nuestra inteligencia emocional prevalece sobre la razón. El mundo consciente parece que reside solo en nosotros mismos. Una singularidad que no nos libra de estar solos en medio de la inmensidad.