En la actualidad vivimos en la era de la digitalización. Todo puede representarse y procesarse en computadores.
Podemos obtener imágenes de todo lo que existe o sucede. Y procesarlas, transmitirlas, manipularlas o incluso fabricarlas.
Hasta hace poco tiempo los humanos basábamos el conocimiento de la realidad en lo que veíamos, en los recuerdos, en las representaciones de los artistas o en los relatos de los historiadores.
Ahora, en la era de la digitalización, las imágenes son conjuntos de puntos o pixels con una densidad que determina su calidad o resolución.
La realidad que entra por nuestros sentidos es también digital y se almacena en el cerebro por un conjunto de pixels de la misma forma que los ordenadores procesan las imágenes.
El modelo estándar de la física cuántica abarca toda la realidad del universo, incluidos los seres humanos, como conjuntos de pequeñas partículas.
La física cuántica es una materia difícil de entender, porque se edifica sobre puras formulaciones matemáticas, pero de ellas ya depende un tercio de la economía mundial.
Y si todo lo que observamos, manipulamos, procesamos y fabricamos es de naturaleza digital, parece que tiene que haber un control central asistido por super-computadores. La formulación matemática de la física cuántica nos invita a pensar en ello.
Si como parece vivimos una realidad que está plenamente digitalizada, puede que seamos una «fabricación» que reproduce un mundo virtual. Sería análogo al que nosotros mismos manipulamos con nuestros computadores pero con una tecnología infinitamente mas avanzada.
Y si así fuera, «alguien» tendría que haber «encendido» el computador para producir con ello el Big-Bang. El mismo que controla el sistema operativo que genera la realidad digital para que se desarrolle y aparezca ante nuestros ojos como un mundo real integral.